Marketing electoral

La clase política (entendido como aquellas personas que definen su perfil profesional en el ámbito político, la representación o el acceso a puestos de poder) puede tener muchos defectos y carencias, pero la falta de recursos no es una de estas características. De hecho, los partidos políticos suelen caracterizarse por disponer de recursos y facilidades para acceder a ellos.
De ahí que el márketing político y el diseño de campañas (no sólo electorales) sea un valor importante en la trayectoria de cualquier partido.
En España se suele recurrir a la propia maquinaria de partido que se recicla de manera endogámica. Por eso recaen en viejos errores o tendencias repetitivas. En otros países contratan profesionales especializados, sin importar su tendencia ideológica. Lo que se suele copiar o tomar prestado son los sistemas, los medios y mecanismos con la vaga confianza de que una táctica óptima en Nueva york resulte útil en Londres o en Albacete o Madrid.
¿Qué tiene de malo copiar? La falta de originalidad. Y ésta deriva en cansancio o aburrimiento.
Estas dos palabras son enemigas del político profesional, aunque es cierto que hay quien prefiere ser aburrido a desconocido. Parafraseando el dicho popular "que hablen mal de mí, pero que hablen". Y en según que casos esto es un terrible error. Como terribles son los errores de repetir modelos hasta que alguien descubra, invente o imponga uno nuevo.
¿Alguien recuerda el fenómeno Second Live? Es el ejemplo perfecto de una herramienta inútil, sobrevalorada y muy publicitada (y copiada, por supuesto). En cambio tenemos algunas otras que son perfectas pero empiezan a parecer sospechosas. Veamos algunas:
  • Candidatos políticos haciendo deporte (correr, bicicleta, fútbols, natación)
  • Candidatos rodeados de gente llana...del pueblo.
  • Candidato con niño (ejemplo perfecto de cercanía y bondad).
  • Candidato con su familia en pose hogareña.
  • Candidato en Internet.
  • Candidato manejando las nuevas tecnologías.
  • Candidato en barrio pobre.
  • Candidato en zona azotada por un desastre.

Son ejemplos al azar pero hay muchos más y cada uno de ellos con sus posibles variables.
El márketing político no cuenta, o no suele contar, con el aprendizaje de buena parte de los consumidores y/0 electores. Aunque la política es el ejemplo perfecto de que las generalizaciones funcionan, porque son las generalizaciones las que más votos dan. Lo concretoy minoritario (que no es lo mismo) apenas ofrece rentabilidad, salvo casos puntuales y excepcionales.
Pero esto no es una regla como tal ya que hay diferentes medidas. Nada mejor que un ejemplo: el estilo José Bono.
Se caracteriza, entre otras cosas, por conocer (y dar la sensación de que conoce) todos los pueblos y cada uno de los rincones de su comunidad, así como a las personas, las particularidades, entresijos, etcétera.
Dicen que mandaba a una persona de su confianza para que se adelantara a investigar. Luego le contaba al oído los detalles de una pequeña localidad, de un pastor, de un alcalde o de un restaurante donde preparaban arroz caldoso de categoría. Dicen que se subía al camión de bomberos y trataba de tú a tú (memorizando nombres y vidas) a los trabajadores del retén. Incluso viajaba con mono amarillo y casco.
Parece una tontería pero funciona. Las últimas elecciones a las que se presentó el actual Presidente de las Cortes, las ganó en el último recuento por acciones como la citada, con el voto del pueblo y de los pueblos. De ahí que sean muchos quienes opten por la imitación. El inconveniente es que se debe disponer de un asesor de confianza, competente y abnegado.
Por supuesto, luego tenemos el efecto televisión (o efecto Kennedy) que absolutamente toda la clase política conoce desde el primer barrio al último.
La televisión ataja más carreras que el latrocinio o la prostitución.
El paso evolutivo fue (ha sido) Internet y las redes sociales: "Hay que estar", es la frase de políticos y asesores. Pero esto solo no sirve.
Hay muchas maneras de convencer, hay muchas manera de dar la mano, de sonreír. Y, por supuesto, hay muchas maneras de aparecer en Internet y en las redes sociales.
Y los asesores no siempre son conscientes o hábiles, o no disponen de tiempo para posicionar. Una palabra que no me convence y significa colocarse por delante de los demás o en condiciones ventajosas.
Como digo, hay que ser cuidadoso, hay páginas web fallidas o inútiles...o que ofrecen excesiva información. Hay redes sociales realmente peligrosas o nocivas para la imagen de un político, entidad o candidato.
¿Quién recuerda Second Live? Nadie. Y todos los grupos políticos se lanzaron contra esa pared por si acaso, porque había que estar.
Podemos hablar del efecto Obama, pero no sirve sólo con abrir una página y editar un perfil, no sirven un par de fotos sonrientes ni una presentación de power point demagógica.
son necesarios más elementos para disponer de ventaja, de situarse en posición ventajosa.
Y los manuales de márketing político no hacen mención a ellos porque son caros (de comprar y vender, de conseguir y alcanzar).
Son muchos elementos que conjugan personalidad con poder, miedo con pasión, terrores personales y terrores globales, bálsamos y estacas.
Demasiados elementos para hacer un simple decálogo.



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