El modelo español es más fácil de exportar

Se puede leer hoy en la prensa que desde el Gobierno pretenden que en España se imponga el modelo alemán (tanto a nivel económico como productivo y laboral), lo cual no es sino una buena idea: se elige un sistema que funcione y se copia. !Qué mejor manera!

No entro a valorar el contenido de lo que puede o no puede ser un modelo alemán, eso nos llevaría varias clases y bibliografía complementaria. De lo que se trata es de entender que determinados modelos no son útiles en todos los casos. Sobre todo porque un modelo económico o laboral pasa, siempre, por las personas.

Hay tantos modelos como longanizas. Tenemos el modelo capitalista, el socialista, el modelo japonés, el modelo escandinavo, se puede picar de muchos platos, se podrían copiar muchos elementos.

Algunos se han ilusionado creyendo que el modelo capitalista desaparecería gracias o por culpa de la crisis económica. Es decir, todos entenderíamos que era malo (el modelo) y nos comportaríamos de otra manera (me refiero a las personas, no al Gobierno, ni a los empresarios): no iríamos a las ofertas salvajes, no iríamos a lo más barato y de peor calidad, no iríamos a los centros comerciales a buscar electrodomésticos fabricados en países en vías de desarrollo, no compraríamos ropa ni zapatos ni juguetes fabricada en países del Sur, no compraríamos objetos robados a mitad de precio, no compraríamos a los chavales que venden películas y música por los bares o en la calle, no pirateríamos el Canal +, ONO, Internet del vecino, etcétera, etcétera.

Seríamos de otra manera.

Y, a partir de ahí, los empresarios y el Gobierno empezarían a comportarse...sí, de otra manera.

Pero la prueba de que importar un modelo es inviable es que el primer paso es modificar el comportamiento personal y social, así de sencillo si no, es imposible.

¿Importar la filosofía de trabajo alemana, japonesa, europea? ¿En España?

Suena a broma, tendríamos primero que derribar decenas de tópicos y estereotipos, y no hablaré del jamón, del sol, ni de la tortilla de patata, sino de la mentalidad en el trabajo, de la mentalidad cultural española (de la cual sí se han hecho estudios y cuyo modelo muchos intentan importar, asimismo, aunque finalmente desisten y se vienen a jubilarse aquí).

Un modelo económico no se puede importar así por las buenas, y son pocos los modelos culturales que se pueden exportar de manera adecuada: salvo el comunista y el socialista (con sus métodos que no entramos a valorar) y el estadounidense (con su poder económico-publicitario-mediático).

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