Tomando café con cuatro profesionales de distinto ramo social, cultural y empresarial y discutiendo de las más variadas tonterías, surgió el tema de las ventajas o no del posicionamiento político-ideológico (que en España es partidopolítico). Todos los presentes somos conscientes de haber nacido en un momento concreto de la historia de España y disfrutar de una democracia madura y consolidada (al menos sobre el papel).
Nos lanzamos sin más al debate.
Entendíamos que posicionamiento ideológico no debería influir en las relaciones comerciales, en las relaciones laborales y mucho menos en la presentación de proyectos, presentación de curriculum, etcétera.
Pero surgieron las sonrisillas irónicas.
El más osado citó varios nombres y varias instituciones que están claramente marcadas ideológicamente (partidopolitizadas). Todos tuvimos que callar ante la evidencia.
Pero, ¿por qué no se valora más lo profesional, las ofertas empresariales con menor coste o más efectivas? Nos preguntamos.
Debido al posicionamiento.
"Y es que -comentó el empresario-a mí en una ocasión me dijeron de manera muy educada que debía posicionarme, que era un error por mi parte porque no llegaría lejos".
A todos nos pareció una frivolidad, pero una frivolidad que tenemos asumida.
Alguno de nosotros comentó que de cara a las próximas elecciones deberíamos tomar una decisión, provocar algún acercamiento para mejorar en nuestras carreras profesionales y empresariales respectivas.
Pero uno de nosotros dijo finalmente que aquello era una ordinariez, "no íbamos a ser nosotros como los demás, como esos que aprovechan una tendencia para sacar rendimiento. Nosotros debemos hacer un buen trabajo y de esta manera dignificarlo".
Aunque claro, la realidad no acompaña al respecto.
¿Qué puede hacer un profesional? ¿Dignificarse o tomar partido por una tendencia ganadora?
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