La sociedad civil, ¿qué es?
Se supone que somos todos y cada uno de nosotros, en diferenciación al entramado militar y a la clase política; es decir, mucha gente aunque no todo el mundo.
La definición formal es mucho más amplia y cada sociólogo y filósofo ha dado la suya particular a lo largo de la historia, de manera que os recomiendo una buena biblioteca y paciencia.
Una de las cosas que se suele decir como característica de la sociedad civil es que resulta necesaria para la construcción y pervivencia de la democracia.
Palabras mayores que llenan la boca de muchos, la boca y los titulares.
Para el sostenimiento de una democracia son necesarias muchas cosas, la articulación de la sociedad civil es una de ellas, pero en esta misma definición radica la trampa de la mayoría de las democracias pues el control de la sociedad civil hace más fácil el control del poder. El control y el sometimiento no es siempre posible pero hay muchos recursos para ellos.
El más sencillo y utilizado es, sorpresa, el dinero. Otro de ellos, muy relacionado con el anterior, el acceso (o la promesa de) al poder con lo cual se puede presumir de sociedad civil y articulación de la misma aunque realmente las asociaciones y entidades dependan indirectamente (o no) de los diferentes gobiernos (regionales, locales, estatales).
¿Cuántos casos se pueden citar de asociaciones de vecinos que callan la crítica ante la promesa del arreglo de una acera, la mejora del alumbrado o la subvención para las fiestas patronales? ¿Cuántas asociaciones sobreviven y malviven gracias a ayudas administrativas que no llegarían si criticaran de manera directa la gestión de dichas administraciones?
El listado es amplio y velado.
Estos son ejemplos de sociedad civil, aunque el ejemplo más sencillo es la sociedad articulada. Falta saber en torno a qué y con qué fuerza se articula.
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