Los universitarios en la calle

Que unos cuantos chavales monten el follón porque la multitud sale a la calle y es el momento ideal para airear neuronas, entra dentro de lo habitual y no debería convertirse en noticia (salvo para los psicólogos sociales). O se convierte en noticia como que un banco cobre comisiones que rozan el robo, una telefónica o una empresa de luz, agua o gas, defraude en sus recibos y cobre de más mes a mes por la sencilla razón de que pocas personas revisan sus facturas y reclamar es poco menos que imposible.
Si la noticia es que unos chavales (pongamos 200) rompen unos cristales, tiran al suelo unos contenedores o pintan una fachada, ¿qué sucede con esos otros 50.000 o 100.000 que protestan por algo que consideran injusto, ilegal, inapropiado?
Queda en nada. A pesar de que los propios chavales reconozcan que los disturios sólo se iniciaron cuando la policía empezó a abusar de los manifestantes. A pesar de que la policía reconozca que los disturbios les pillaron por sorpresa.
Todo esto viene a colación de las
protestas de universitarios en Reino Unido por la subida de tasas para acceder a la Universidad. Una subida de tasas (a las personas) que desemboca de la reducción (del Gobierno) del gasto público.
¿Se hará imposible ir a la universidad, otorgarán nuevas becas, darán becas los bancos a un tipo bajo de interés como sucede en otros países...capitalistas?
Es un debate que siempre sale a colación pero que tiene como objeto final la educación.
Hay que repetirlo una y mil veces: educación, educación, educación, porque a la mayoría de las personas se les olvida que la educación es un valor en sí mismo y una inversión de futuro (personal y colectiva. Repetición: personal y colectiva).
La educación no es sólo colegio, instituto y universidad. La educación son programas de formación serios que den posibilidades a las personas; posibilidades de crecer como personas y, claro, de tener trabajo, sacar pasta, obtener beneficios del esfuerzo que se realiza durante años.
En Reino Unido se está hablando de recortes sociales, y eso da miedo, parece que se nombra al diablo.
Lo que no se debe olvidar es que los recortes pueden afectar a personas, personas que pueden pasar de vivir a vivir mal. Personas que pueden pasar de tener aspiraciones a no tenerlas.
Quizás sea la visión drástica, pero me pongo drástico si se juega con la posibilidad de no darle a alguien algo tan básico como aprender.
Y no pretendo que todos sean y se conviertan en médicos, ingenieros, arquitectos o neurocirujanos; pero que cualquiera tenga la posibilidad de llegar a serlo, si así lo decide.

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