Novedades pre-electorales

Tengo que hacerlo, tengo que hablar otra vez de las elecciones catalanas aunque no me apetecía. Con las catalanas pasa como con las estadounidenses: parece que son las elecciones de todos (por la publicidad y presencia en los medios), aunque sólo sean de unos cuantos. Y es curioso porque si hablas con personas de Cataluña al respecto de la cobertura que se da a ciertos partidos en lugares que no sean capital de provincia, resulta que dicha cobertura es mínima por no decir casi imposible.
El otro día un períódico generalista hablaba de los nuevos formatos de hacer política; en concreto el adiós al mitin de toda la vida (en recinto grande y rodeado de miles de apasionados) frente a los nuevos formatos (más reducidos, más visuales -TV manda-, más EEUUenses).
Este nuevo formato tiene sus trampas, al igual que el otro. Cualquier formato político que sea mera copia de lo que sucede o se hace en otros países es un riesgo, ya que uno, aquí somos de otra manera, y dos, los de fuera son de otra manera. Obvio pero cierto.
El formato tradicinal contaba con el apasionamiento de las masas (bandera, autobús, bocadillo, amor por los candidatos) y algunos eran verdaderos mitineros, iban a escuchar incluso a los que no eran de su partido.
El nuevo formato es reducido, más corto y asegura el pleno. Lo cual nos conduce a la pregunta: ¿Qué es mejor, 200 personas en un recinto abarrotado, o 1.000 en un recinto medio vacío? Sin duda es una pregunta trampa aunque el buen analista dirá que mejor el 200 atestado.
Por la imagen que da, por la sensación.
No importa si el mensaje llega a 800 personas menos.
La movilización cada vez es más complicada y de eso saben mucho en Cataluña, donde el porcentaje de abstención les saca los colores a los partidos políticos mayoritarios año a año; aunque es más fácil obviarlo que hacer algo al respecto.
De ahí que no resulte complicado reunir a doscientos acólitos, amiguetes, gente del partido para llenar (rellenar) un mitin (aunque prefieren llamarlo de otra manera) desde el cual lanzar el mensaje que los medios de comunicación recogerán...independientemente de que llegue a su destino y/o cale.
Y esto me lleva a la segunda y última cuestión: ¿Por qué se están diciendo tantas cosas en Cataluña? Que si Andalucía, que si Madrid, que si mítines con inmigrantes, que si vídeos semiilegales, que si el pan con tomate en el almuerzo de los hoteles, etcétera, etcétera.
Precisamente porque no hay otro mensaje que lanzar que cale/llegue a las personas.
Lo que finalmente deriva en que la imagen de 200 sea más importante que la de 1.000, que la abstención se enmarque entre el 40 y el 50 %, o que las personas cada vez se sientan más alejadas de la política y de los profesionales de la política.

No hay comentarios:

Publicar un comentario