Límites de crecimiento

Albacete limita geográficamente por varios puntos con infraestructuras que la han favorecido históricamente (sobre todo económicamente) pero que al mismo tiempo la limitan en cuanto a su crecimiento natural, aunque hablar de crecimiento natural no es siempre viable, ni sencillo, ni acertado. Por un lado las vías del tren, modificadas con buen tino en su día, son un límite geográfico que ningún ciudadano es capaz de sobrepasar en una ciudad como ésta, a pesar de que se haya flirteado con la idea en algunas ocasiones y a pesar de que en otras ciudades haya funcionado.
Las necesarias autovías han supuesto el incremento de tráfico comercial con el resto de España y el extranjero, tanto para Albacete ciudad como para el resto de localidades de la provincia. Y en pocos años se construirá la autovía Albacete-Jaén, último enlace con Andalucía y que unirá de manera veloz varias decenas de pequeñas localidades, dándoles la vida que la mejora de las comunicaciones, sin duda, ofrece.
Esa pinza artificial de infraestructuras ha limitado el crecimiento hacia la zona Universidad (que no es única, sino variable), aunque son muchas las voces que ahora se quejan de que adentrarse en ese espacio significa soportar los ruidos del tibio aeropuerto -y los aviones de la base- contra el cual chocaría el crecimiento. La zona de la Fiesta del Árbol y su enlace tanto con la zona Imaginalia, así como el entorno de la carretera de Jaén, estirando hasta donde se pueda los barrios de San Pablo, San Pedro, Vereda de Jaén también se han quedado algo escasos en su crecimiento, inferior al previsto y por diversas razones.
La cuestión es dónde optaría una persona por colocar su lugar de residencia de manera voluntaria, y no condicionada ni por precios, ni por construcción de viviendas de protección oficial.
Un vistazo a determinados nuevos barrios ofrece la lastimosa sensación de lugares sin personas, y Albacete no es una ciudad dormitorio, aunque podrían convertirse algunas de estas zonas en barrios dormitorio, si sus vecinos y las Administraciones no les dan la cobertura necesaria, del máximo contenido social. Pero esto parece complicado si tenemos en cuenta que del plan de urbanismo vigente (se está redactando el futuro para los próximos 20 años) apenas se ha consolidado el 40 % según el artículo de Elías Jiménez en La Verdad del domingo 9 de agosto de 2009.
Es el momento de arriesgar y confeccionar mirando hacia dentro, hacia la gente. ¿Es el momento -en un contexto de crisis- de sacrificar el crecimiento económico frente al social? La respuesta condicionaría el modo en que se vivirá en Albacete durante los próximos 20 años.

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