Partidos políticos vs partidos políticos

AVISO: no va a gustar.
Me parece una barbaridad que mi primo tenga que decir en su caralibro que "no todos los políticos son iguales", defendiéndose a sí mismo porque es político profesional. En otras palabras, tiene su trabajo y, cuando sale del trabajo, lleva a los hijos a sus actividades, y hace los deberes con ellos, se va a la sede y se pone a trabajar por el pueblo en el que vive. ¿Cómo? Supongo que mirando, observando, proponiendo, viendo lo que le gusta y lo que no y proponiendo, quejándose y, vaya, este año, presentándose a unas elecciones.
El hecho de que tenga que romper una lanza por él ya es sintomático de que algo no va bien.
¿Acaso es lo mismo el político profesional de Madrid, Barcelona o Sevilla que el de Cotillas, Riópar o un pueblo del Vallés? ¿Acaso todas las personas son iguales?
Puedo recurrir a tópicos como aquel tan antiguo de que el poder corrompe, pero también puedo asegurar que las generalizaciones son fatales e inducen a error, las suelen utilizar las personas que no quieren indagar, adentrarse, estudiar o profundizar.
El movimiento de los acampados y las protestas engloba a mucha gente. ¿Cómo los han generalizado? O indignados o jóvenes. Ya está el corsé hecho para que muchas personas no tengan por qué pensar, analizar, adentrarse en que detrás de todo hay muchas personas diferentes y reivindicaciones también distintas.
Y en política sucede lo mismo. ¿Son unos sinvergüenzas interesados los 27 concejales del Ayuntamiento de Albacete? El que conteste que sí entonces estará de acuerdo en decir que los 18.000 parados (entre los que me incluyo) son unos vagos, que los médicos son unos sinvergüenzas y los empresarios de la provincia unos ladrones (empresario es el constructor, el panadero, el de la tienda de tebeos y el del bar de barrio). ¡Vaya con las generalizaciones!
No me gustan las generalizaciones, no.
El que las personas que están indignadas lancen sus puyas a los políticos profesionales es normal, esas personas son quienes nos representan, en ellos delegamos nuestra parte de poder correspondiente. Como nosotros no podemos encargarnos, los miembros de los partidos políticos lo hacen por nosotros. Que a muchas personas no les gusta, que el sistema electoral es injusto, que las listas podrían estar abiertas (pero ojo, seguirían haciéndolas los partidos políticos), son debates que no se pueden solucionar en dos días sin informarse bien y teniendo en cuenta el país, región, provincia, pueblo en el que vivimos.
Esto no es Suiza, ni Suecia, ni Noruega, ni siquiera Italia.
Con lo cual hay que ser consciente de lo que tratamos y del tiempo que puede llevar modificar algunas cosas. El primer paso es tomar conciencia del entorno en el que nos movemos.
Pero el hecho de que las puyas y el descontento se centre única y exclusivamente en partidos políticos y bancos es erróneo o, al menos, limitado. De hecho son muchos los políticos profesionales de pequeños pueblos, incluso de pueblos medianos, que se presentan a las elecciones y se apuntan a un partido porque quieren ir mejorando cosas, un colegio, un centro de salud, una carretera, que lleguen los autobuses, que no cierren las bibliotecas, que haya clubes de lectura, que no haya basura por las calles, etcétera, etcétera.
Hay muchas maneras de luchas, de trabajar y de hacer cosas por los demás. Y son muchos quienes consideran que los partidos políticos son un elemento. Hay otros que consideran que son un lastre.

1 comentario:

Rafa dijo...

¿Qué no va a gustar? ¿Una verdad como un templo?
¡Gracias por la entrada, ha sido un honor!

Publicar un comentario