En este país somos tan chulos que tenemos un presidente, un líder de la oposición y un candidato del Gobierno que no es el presidente. Pero, al mismo tiempo, tenemos dos expresidentes haciendo de opinadores y fastidiando o ayudando a sus partidos o a las empresas a quienes en la actualidad representan.
Con lo cual tenemos un presidente que puede limitarse a ver caer los meses del calendario sin más preocupación que el devenir de las estaciones, puede que haya cumplido con su programa, puede que no; puede que haya fallado a la gente, puede que no. Porque, mientras tanto, el candidato de su partido, el del Gobierno, ha empezado a desgranar un programa que nada tiene que ver con la política que ha estado defendiendo hasta el momento en el mencionado Gobierno, tiene tiempo, tiene ganas, y tiene el apoyo (o sometimiento a la democracia del partido). Este programa viene repleto de lo que muchos han llamado guiños a la izquierda (la que no ha demostrado durante estos años y que le ha quitado de manera clara municipios y regiones en las últimas elecciones), pero no son sino adaptaciones de las reivindicaciones del movimiento del 15 M que, a su vez, son reclamaciones que los colectivos más sociales de este país vienen denunciando, reclamando y exigiendo desde hace años.
Luego está el partido de la oposición que lo tiene fácil y difícil. Fácil en el sentido de que sólo tiene que decir "Váyase, Señor González", uy, perdón, que esto era hace años, en la época de Aznar. Lo dicho, tienen que limitarse a que cada vez que haya una comparecencia pública de cualquiera de sus miembros, exijan que el presidente se vaya (por lo mal que lo ha hecho, por los cambios en el Gobierno, por la crisis, por que deja a España en la ruina, por que nos pasará como a Grecia o Italia, porque ha nombrado a un sucesor, etcétera).
Cualquiera de sus miembros en cualquiera de sus comparecencias. Por toda España.
Pero ahora, además, tienen que pelear contra el candidato, no vaya a ser que se haga fuerte sin querer y la gente piense que ZP no es lo mismo que Rubalcaba (¿no sería más adecuado Sr. Pérez?), no vaya a pensar la gente que la culpa de la crisis fue de ZP y no del PSOE o no de los bancos, o no de los empresarios de las multinacionales o de las constructoras que nos vendieron pisos baratos...y muchos compramos.
Con lo cual, el gabinete de PP-Madrid sólo tiene que perfilar un discurso en el cual se junten ZP+Rubalcaba y sumen EL MAL ABSOLUTO. Lo que da miedo a los españoles.
De momento lo han conseguido con Eta, vaya, otra vez Eta.
Pero este discurso no es sencillo porque si se despistan dando tortas a un lado, el otro lado puede verse favorecido y tomar delantera. Si el presidente hace un mutis por el foro, arropado por sus ministros y secretarios de Estado, puede llegar a la primavera con menos canas de las que ya tiene. Y largarse con datos económicos (los únicos que preocupan...nunca los datos sociales) suavizados.
Y si dan tortas sólo a ZP, el Sr. Pérez cogerá con gusto el testigo de la izquierda...que otros partidos de izquierda ni saben ni van a tomar y llegará fresco a la primavera, salvo que el propio partido fuerce a ZP a adelantar las elecciones en otoño, con lo cual es posible que el sr Pérez esté con el brazo entrenado para dar y defenderse y con esos datos económicos suavizados...o no.
Habrá que vez los programas de ambos partidos, con mala suerte no serán diferentes de los de hace cuatro años, salvo con varias cositas con las que despistar a despistados, indignados o indecisos. Habrá que ver qué pasa con el nivel de abstención (a ese al que ahora la gente le da tanta importancia, cuando se viene estudiando en España desde el mismo referendum constitucional) y habrá que ver si realmente nadie hace nada por mejorar la situación de las personas.
Digo y repito, personas, no entidades, ni grupos, ni cifras, ni uniones, sino personas.
Ah, olvidaba a los expresidentes: seré como ellos, diré lo primero que me pase por la cabeza, porque podrían decir pilila o chotete o camión o luciérnaga y toda España se vería en la obligación de debatir al respecto durante una semana. No hay que olvidar que ahora son trabajadores contratados por empresas privadas (vale, fueron presidentes y como tal, tanto por educación como por ley les debemos respeto) con sueldos que en España nadie tiene, salvo una inmensa minoría, con lo cual su punto de vista no debería ser representativo de la mayoría, sino de esa minoría de la que forman parte.
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