cantidad y calidad en el siglo xxi

Internet está bien, las redes sociales están bien, las imágenes breves y con chispa están bien, han cambiado nuestra manera de ver las cosas y de comunicarnos entre nosotros, entre nuestro círculo de amigos y familiares. ¿O no del todo?
Yo creo que no del todo, aunque desde luego sí que ha modificado ciertos comportamientos y tendencias y ahora puedo ver sin recato las fotos en bikini de mis amigas cuando se van de vacaciones.
Internet se ha cargado la industria musical (casi del todo) y camino va de cargarse la industria cinematográfica y editorial. Pero la culpa no es de las ondas o microondas, sino del uso que se le dé. Es decir, al final la culpa es nuestra.
¡Vaya!
Resulta que tenemos que ser responsables de nuestros actos.
¡Vaya!
Sucede con Internet, sucede con las redes sociales, sucede con el tipo de comunicación que estamos proponiendo y en la cual hemos caído con facilidad. ¿Qué es más fácil, leer un libro sentado en un sofá durante varias semanas o leer un tuit en dos segundos en nuestro móvil mientras caminamos?
¡Vaya!
La comunicación en la red social mayoritaria se quedará con nuestros datos porque así lo estipula ese contrato que firmamos el primer día, el típico que nadie se lee (yo tampoco). Y la red social lo vende a las marcas comerciales que salen al ladito de nuestros comentarios, vídeos y fotos familiares. Lo mismo sucede con la red social de vídeos (donde buscamos vídeos de música y de todo tipo), cada vez más comercial y que recuerda todos y cada uno de nuestros movimientos para ofrecernos lo que más se adecúa a nuestras preferencias.
No creo estar descubriendo América a nadie, son cosas de domingo por la mañana.
El hecho de que hoy predomine una red social y que dentro de cinco años predomine otra no sorprende a nadie, nosotros nos acoplaremos con facilidad.
Pero tenemos un serio problema si estas redes sociales y el uso que hacemos de la red provocan que nuestro sistema de comunicación varíe y se reduzca, que nuestro lenguaje se vea limitado en palabras y expresiones y no le demos importancia.
¿Alguien piensa que disponemos ahora de más libertad de decisión o de elección? ¿Alguien piensa que disponemos de más capacidad para buscar alternativas? Y me refiero al conjunto de la población, no a tres personas sueltas.
No es la cantidad de libros, no es la cantidad de periódicos, no es la cantidad de redes sociales, no es siquiera la cantidad de canales de televisión. Es la suma de todos estos elementos las que nos conduce, o puede conducir, a que veamos reducidas nuestras expectativas y nuestro nivel crítico con la sociedad.
A partir de aquí habremos perdido toda posibilidad de futuro.
Está muy bien que escriba en mi blog y que critique a los bancos, al gobierno y al sistema en caralibro, pero si me limito a esto sólo habré conseguido que mis amigos sepan lo que ya saben.

1 comentario:

Honey Pizpireta dijo...

Qué bien hablas Miguel!!! Tienes toda la razón, un besazo y a ver si nos vemos pronto!

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