hambre

Que cierre una universidad en Grecia es tal contradicción que sólo escribirlo me avergüenza. No soy defensor de cierto profesorado universitario (español, porque conozco poco más). La universidad a la que me refiero está (a partir de ahora, estaba) en Atenas. Cierra por la crisis.
¿Alguien es tan inocente como para pensar que abrirá de nuevo cuando no haya crisis? ¿Alguien ve la salida de la crisis? No me refiero a la crisis económica puesto que los bancos y las grandes empresas siguen canalizando de manera adecuada sus beneficios; sino a la crisis social.
Una crisis social donde prima el engaño y quienes nos dejamos engañar.
Desde luego que el dinero es importante pero si pienso en esta palabra, Atenas, no pienso en euros. Me sucede lo mismo que cuando silabeo Alejandría, o Damasco, o Bagdag, no pienso en atentados. Imagino otras cosas.
El inconveniente es que vivimos una época de hambre, de hambre social y, por desgracia para muchos, económica, con lo cual es sencillo sacrificar el libro viejo que habla de cuentos, de narraciones, de historia, de literatura, de epopeyas. Se sacrifican las historias que cuentan los mayores, las que dan el poso de conocimiento. Porque las historias no están siempre en los libros, no os voy a decir de dónde surgen.
Para explicaros esas pequeñas cosas hacen falta sitios como el que cierra.

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